Tengo un intruso en mi casa. Està adentro aunque si bien recuerdo mantuvimos la puerta cerrada. No deja de observarme. Tal vez busque algo que olvidò pero yo no lo recuerdo. Pasa los dìas emitiendo juicios de valor sobre lo que quiero. Hizo alianzas con mis peores enemigos y rió en mi mesa. Pero después no pudo irse. La puerta estaba cerrada. Cada noche ruego a Dios se lo lleven. No quiere irse.
Gustavo Fraiman.